Vamos con el palabro. Es un verbo, procrastinar. Y, no nos engañemos, suena muuuuy feo. Y lo es. Es dejar para luego, retrasar, pasar de, a ver a quien se lo endoso…
Yo procrastino, tu procrastinas, el procrastina… etc., etc., y no encuentras una sola forma en la que suene bien. ¿Qué hacer pues, para quitarnos el palabro de la cabeza? Hacer cosas, las cosas que dejamos para después, que buscamos a quien endosárselas, aquellas cosas que nos disgustan o que no nos apetece hacer.
Así que abrimos categoría con un par de trucos. Fáciles. Para ir abriendo boca con aquellas tareas que tenemos empantanadas, que sabemos que nos tenemos que quitar de encima y que están en la lista de «mañana me pongo a ello…», lo cual equivale a dejarlo correr.
Primer truco.
Primer paso. Búscate una caja, un bol, o lo que se te ocurra, que sea lo más espantoso y feo posible, así te lo querrás quitar de en medio cuanto antes…
Segundo paso. Coge un folio, córtalo en dos, después cada parte, otra vez en dos, y luego cada parte otra vez en dos. Tendrás ocho papeletas (Solventar la papeleta… ¿Te suena?). Escribe las primeras ocho tareas que estás procrastinando, da igual el orden. Coge otro folio y repite, hasta que no queden tareas que añadir. Haz bolas con ellas. Y pon las papeletas en la caja, bol, lo que hayas escogido…
Tercer paso. Búscate un calendario. Y marca en él con un rotulador gordo y rojo el día que has rellenado la caja, bol o lo que sea… Márcalo con un círculo.
Cuarto paso. Déjalo que se cueza. No empieces todavía. Marca el primer lunes después del día en que has acabado en el calendario. Los días que vayan pasando hasta ese lunes, márcalos con una cruz o un aspa.
Quinto paso. La primera tarea del lunes de inicio, coge una papeleta, despliégala y realiza la tarea que allí tienes. Hay que hacer esa tarea antes de cualquier otra. Solo cuando termines, puedes marcar un círculo en el calendario y, después, hacer otras cosas.
Sexto paso. Continúa todos los días hasta que te quites el espanto que has elegido de encima de la mesa. ¡Ah! Y cada nueva tarea que llegue, hazla, que no tenga que ir a la “pupera…”
Se feliz, disfruta.
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