-¿Coachinnn..?… y ezo, ¿qué é lo qué é?
Bien, me alegra mucho que me hagas esa pregunta. La traducción de coach es entrenador, la de coaching, entrenamiento….
-¡Aaaahhh, ezo é pa corré y ezo…!
-Sí, también, pero no exactamente. El coach te ayuda a encontrar los recursos con los que cuentas para conseguir tus metas. Digamos que hay tres escenarios posibles, en general, no solo en lo deportivo.
El primero. No saber a donde quieres llegar en un ámbito concreto de tu vida, de tu trabajo o en cualquier otro. También entraría aquí, el no saber qué es lo que deseas hacer en la vida.
El segundo. Saber a dónde quieres llegar, pero no saber cómo conseguirlo, ni tener una idea de qué puedes necesitar para ello.
El tercero. Lo sabes, sabes qué necesitas y cómo tienes que hacerlo. Pero algo te detiene, algo te para. Hay algo interno que te ata a la inmovilidad para conseguir tus objetivos.
Y, en el caso de que sean equipos, habría que añadir si cada uno de los miembros realiza la tarea para la que está más cualificado. Ahí el coach ayuda en la coordinación de liderazgos.
-¡Oññóo…! ¡No tenía ni idea ninguna de ná…!
-Y ahí entra el coach. El coach te acompaña en el proceso de reconocer qué deseas, qué necesitas y qué estrategia puedes poner en práctica para conseguir tus objetivos. El coach te acompaña en la realización de un plan de acción, paso a paso, con diversas herramientas que te facilitan el proceso.
-¿Y cómo es qué jase qué tó eso…?
-Escuchando y preguntando. Dándote a ti el poder y ayudándote a encontrar dentro de ti todos los recursos que tienes. Preguntas sencillas. Y poderosas. Escuchando lo que tú le dices, sin juzgarlo. El coach te irá llevando a encontrar tus propias respuestas, específicamente. El coach está allí para decirte: ¡Sigue, tu puedes! ¡Vas bien! ¡Eres capaz!
-¡Ahivó…!¡ To’s más chulo k’una oveja con puntillas colorás…!¿Y por ánde s’ampieza…?
-Con las primeras preguntas. Preguntate, en primer lugar: ¿Cual es el sueño de mi vida?
Después, en segundo lugar: ¿Qué me impide conseguirlo?
Y para finalizar: ¿Qué me falta?
¡Aing ya, po vamo p’ayá…!