¿Cuantas veces decimos «no puedo»? Quizá demasiadas, la mayoría de las veces, «no se puede hacer» es solo un eufemismo para decir «no lo haré».
¿Nos lo podemos permitir en nuestro desarrollo personal? No. La verdad es que si realmente quisiéramos, podríamos llegar a encontrar la forma de realizar aquello que «no se puede».
¿La diferencia? La decisión. Si realmente estamos decididos buscamos fuera de nuestra zona de confort y ponemos en marcha otros recursos diferentes a los habituales. En realidad, no hay casi ninguna situación en la que, literalmente, no se puede hacer algo. La mayoría de las veces, el único que nos detiene somos nosotros mismos.
Cada vez que nos encontramos diciendo que no podemos hacer algo, cabría preguntarse: ¿Soy realmente impotente para actuar o simplemente estoy usando el «no se puede» porque no deseo esforzarme, o acaso estoy alejándome de algo que me no me parece lo suficientemente bueno o interesante?
Hazte un favor y liberarse de pensar en el «no se puede» y se consciente de tus decisiones. Te sentirás más poderoso porque habrás eliminado la palabra «no» de la ecuación, que te sitúa como víctima de la situación, y eso te pondrá en el asiento del conductor de tu vida, y te permite ser totalmente responsable y honesto con tus decisiones y tus actos. Y si es «NO», que sea un «no» contundente y consciente.
Un comentario
Como en cualquier actividad lo que se hace es ponderar el coste cierto (recursos, dedicación, ilusión, tiempo, …) y el resultado probable. La relación ha de tener una perspectiva positiva en una gran parte del rango probable. Si la zona del rango probable es muy pequeña, lo más probable es que se tenga la sensación de haber fracasado. No es así, sin embargo. Existen elementos que podemos ponderar y sobre los que podemos influir, y elementos que no podemos ponderar y/o sobre los que no podemos influir. Haberlo intentado no es suficiente.
Pero eso no ha de frenar la iniciativa, la ilusión, la visión del horizonte. Pero si deseas lograr un objetivo, desde el principio has de ser conocedor del sacrificio que van a suponer los medios que pongas para lograrlo. Solo entonces el éxito personal estará garantizado, aunque el proyecto finalmente no sea exitoso.