Conseguimos aquello en lo que nos enfocamos
Hay muchas cosas que nos ayudan en el Desarrollo Personal, una de ellas es el foco de atención. Obtienes aquello en lo que enfocas tu atención en la vida, y nos convertimos en el producto de nuestros pensamientos, al menos, así lo creo. Si bien no estoy muy seguro si esto es un hecho científico o no, la verdad es que tampoco importa mucho, ya que si te enfocas en lo que realmente es importante, las cosas empiezan a cambiar en tu vida, de forma que empiezas a poner en marcha acciones que te llevan hacia nuevos niveles de desarrollo personal y compromiso.
Hace poco he empezado a implementar un plan de productividad más simplificado, basado en “Horizontes”, que me ha hecho reflexionar sobre cómo podemos mejorar si desplegamos nuestras tareas de forma simplificada y centramos la atención en una sola cosa por vez.
Al reflexionar, empecé a pensar que puedo hacer caso a mis propios consejos con más frecuencia. En el momento en que comencé a organizar nuevamente todo lo que quería hacer, a limpiar mi tiempo y a decidir asignar tiempos más estrictos, cambió no solo mi productividad, sino también mi forma de enfocar las cosas.
¿Es todo esto una coincidencia? Supongo que podría ser, pero quiero pensar que no, y ver como cambian mis pensamientos al adaptarme a la nueva forma de trabajo, me hace crear unas nuevas expectativas, y con ello se dispara el sistema de congruencia del cerebro.
Pensamiento correcto y desarrollo personal.
La importancia del pensamiento correcto en el desarrollo personal es una de las herramientas de las que dispones para conseguir llegar a tus metas. Adecuar nuestra forma de pensar es más fácil cuando tenemos unas metas claras.
Así que todo comienza con un pensamiento enfocado en una meta mayor, y ese es el que yo llamo el “pensamiento iniciador”, después te vas readaptando para cumplir las tareas que te llevan hacia el “horizonte”.
Por poner un ejemplo más gráfico, imagina que tu meta es el Everest. Lo ves al fondo, detrás de otras montañas y colinas. Tu meta final sería llegar a la cima, sin embargo tienes que pasar por cada una de las cumbres de diferente tamaño que hay entre donde estás ahora y donde está tu meta. Esos serían los “horizontes”. El pensamiento inicial sería: “Voy a llegar a la cumbre del Everest”. Y para llegar allí irías aprendiendo nuevas habilidades, nuevas competencias e irías adaptando tu pensamiento a cada uno de los “horizontes”.
Así, mantener el foco en tu meta final te motiva y refuerza el compromiso con tu desarrollo personal, te da fuerzas para seguir en la brecha y entiendes que cada paso que das, te lleva a donde quieres estar. Y eso es importante, ya que el compromiso a veces se ve debilitado porque no enfocamos en lo adecuado para mantenernos comprometidos.
Céntrate en los beneficios. Céntrate en las cosas buenas que te reporta aquello que haces. Céntrate en todo lo que vas a recibir a cambio de tu esfuerzo. Pon el foco sobre la gratitud, el aprecio y las emociones positivas, y que pueden mejorar tu calidad de vida. Poner el foco en esto está tejiendo una “historia de futuro congruente” en tu cerebro y eso hace que realices las acciones necesarias, incluso aquellas no tan agradables, con un estado interno especialmente capacitador. Estás creando una realidad interna que te empodera y te reafirma en tu compromiso más importante: TU DESARROLLO PERSONAL.
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