En algunas ocasiones me he encontrado con personas que quieren meditar y que les resulta difícil, así que abandonan y lo dejan por imposible. Bien. Después de muchos años he desarrollado un sistema asequible a todo el mundo, algo que es fácil de implementar y que va paso a paso para poder hacer una meditación completa. Primero explicaré algunas cositas y después, en un par de posts, pondré el paso a paso, dividido en varios post, así será más cómodo.
Así que vamos al lío. En primer lugar hay que aclarar que hay muchas formas de meditación. Eso hace que casi todo el mundo tenga la meditación asociada a la imagen de un monje inmóvil durante horas en una posición bastante incómoda para el común de los mortales. En realidad y si nos ceñimos a lo que dice la Real Academia de la Lengua, meditar es “aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo”.
Muy bien. Eso nos facilita la comprensión y nos aclara ideas. Nos quedamos con la primera parte. Aplicar el pensamiento con atención, lo de profunda, ya lo dejamos para luego, ahora, con que centremos el pensamiento, ya nos vale. Centrar el pensamiento parece un mundo, aunque para aclarar esto tendremos que volver a recordar a nuestras amigas las asociaciones. Muchas personas se ven incapaces de estar meditando durante mucho tiempo. Tienen asociada la meditación a estar 20, 30 o más minutos quietecitos concentrándose en la punta de la nariz y bizqueando. Pues no. Meditar, evidentemente, requiere un tiempo. Y el tiempo lo pone el meditador. Sí que es lo ideal, para empezar a notar una inmersión en la meditación, hacerlo todos los días, al menos durante 20 minutos. Pero para notar sus efectos beneficiosos, los puntos principales son: meditar todos los días, hacerlo con intención de disfrutar, sonreír mientras inicias la meditación con la primera inspiración y después seguir respirando normalmente. Con el método, el tiempo no va a ser problema, ya que toma en cuenta la introducción poco a poco de minutos de meditación.
Una vez empiezas y sabes que tú eres el dueño de tu tiempo de meditación, pasamos a la parte de la concentración y la atención. Aquí me viene a la cabeza una charla que tuve con un amigo hace algún tiempo y que me decía que era incapaz de dejar la mente en blanco. ¡Toma, ni yo ni nadie! Si dejas la mente en blanco, tienes encefalograma plano. Y no creo que eso sea bueno. La expresión dejar la mente en blanco no significa no tener actividad mental, entonces, no sería meditación, significa haber llegado a un estado en el que el pensamiento no afecte nuestro estado, una forma de atención “de dispersión concentrada”, ya sé que suena raro y complicado, y sin embargo es un estado que se logra naturalmente al cabo de un tiempo. Al principio de la meditación, este estado, evidentemente, no aparece, llega con la práctica y crea una sensación de profunda paz y felicidad. En fin, ya llegará, no perdamos de vista la intención del pensamiento, de nuestra acción de meditar. La atención hay que llevarla, en un primer momento, a la respiración, y solo a la respiración. Después a las sensaciones corporales. Después unir las dos cosas. Y una vez hecho, mantener una observación del conjunto. Es más fácil de lo que parece.
El movimiento o la quietud. Bueno, eso depende de cada uno. Hay personas que meditan en la posición del loto y les resulta fácil y cómodo. Y hay otras que meditan haciendo movimientos, por ejemplo el tai-chi. Luego estamos los que hacemos de todo un poco, a veces quietos, a veces en movimiento. Al final, lo que se busca es la quietud, pero la mental; como dije antes, se trata de que nuestra mente esté serena y nuestra mente crítica se vaya un rato de vacaciones. Bien, el método implica dos partes. Una en quietud y otra en movimiento. Solo hay una postura que no es conveniente para meditar, al menos al principio y que es estar tumbado, ya que hay muchas conexiones neuronales que nos dicen que, tumbado, se duerme. Así que, después, ya podrás elegir cómo vas a continuar la práctica cuando hayas desarrollado el hábito de meditar. Alguna de las cosas solo son necesarias al principio, mientras estás aprendiendo, como por ejemplo la ropa. Una vez hayas generado una sinergia entre estado interno y meditación, será muy fácil meditar con cualquier ropa o en cualquier lugar. Antes de dar los pasos para la meditación profunda, hay que dar los pasos de inicio.
Y vamos ya a la receta.
Ingredientes para una meditación Windhealing:
– Muchas ganas de disfrutar.
– Ropa cómoda.
– Un lugar tranquilo y sin ruidos estridentes.
– Un cronometro. (Solo para un ejercicio, después ya no hace falta).
– Un mp3, iPod, o cosa así, para escuchar música.
– Selección de piezas de música serena de 3’ cada una, a tu gusto.
Fase 1, el primer momento.
Tómese al meditador, dispuesto a disfrutar, vístasele con ropa cómoda y colóquese al mismo en un lugar tranquilo. Es indiferente la postura. Puede estar de pie, puede estar sentado en una silla o recostado en un sillón, sin llegar a estar tumbado. Una vez todo dispuesto, tomamos el cronometro, lo ponemos a un minuto, nos soltamos los hombros moviéndolos un poquito, movemos el cuello, despacio, para soltarlo y cerramos los ojos. Sonreímos, tomamos una respiración profunda, y soltamos el aire. En ese momento, iniciamos el crono y durante ese minuto, solo prestamos atención a como entra y sale el aire con nuestra respiración. Nada más. Cuando suena el crono, abrimos los ojos, tomamos otra respiración profunda y sonreímos. Se acabó, hasta la siguiente vez. Este sencillo ejercicio, lo repetiremos siempre que nos apetezca, pero al menos dos veces al día. Una vez que, con la práctica, tengamos conciencia de nuestra respiración, y nos mantengamos atentos ese minuto, pasaremos a tomar atención de nuestras sensaciones corporales. La forma de hacerlo es tomando una respiración y traspasar un instante la atención a las sensaciones, volver a la respiración. Repetimos. Y así, vamos uniendo las dos atenciones. La idea es que tras un periodo de práctica, podemos estar un minuto, presentes en nosotros mismos, simplemente atentos a nuestro cuerpo y nuestra respiración.
Practicad, sed felices y sonreíd mucho. En el próximo post, la segunda fase. Id buscando una pieza de música de más o menos 3’, que os serene y que sea suave y tranquila.